miércoles, 13 de octubre de 2010

Selva encantada de amor, de Sebastián Durón, un año después

Aprovechando que la Fundación Gustavo Bueno, en su Cátedra de Filosofía de la Música, ha publicado el vídeo en youtube de "Selva encantada de amor", escribo unas líneas después de un año de publicar la zarzuela totalmente cantada.


En primer lugar, con la edición de "Selva encantada de amor" nos decidimos a llamar a estas obras "zarzuelas totalmente cantadas" y no óperas, ya que en la portada del manuscrito se habla explícitamente de "Zarzuela" y no de ópera. Y es que, en el sistema de los géneros del teatro musical de la época, aún no existía la categoría "ópera", además de que "Selva encantada de amor" encaja plenamente dentro del género dramático de la zarzuela (dos jornadas o actos, pocos personajes, ambientación bucólica y pastoril, tema amoroso más o menos ligero y, sobre todo, con intervención de personajes mitológicos).

A diferencia de lo que sugiere la definición de la zarzuela como género mixto o híbrido entre el teatro declamado y la ópera cantada, los géneros teatrales de la época no se distinguían por la cantidad de música. La obras "históricas o de presente", en las que no intervienen personajes mitológicos, podrían contener gran cantidad de canciones, y las zarzuelas podrían no tener apenas música. O bien las comedias mitológicas podrían ser totalmente cantadas (como "Celos aun del aire matan" de Juan Hidalgo), y las zarzuelas también podrían ser totalmente cantadas, como "Selva encantada de amor" o "Coronis".

"Selva encantada de amor" es la obra de Durón que más de cerca sigue el modelo de Juan Hidalgo, tal y como lo plasmó en "Celos aun del aire matan" o en "La púrpura de la rosa". De hecho, ambas obras se interpretaron en palacio durante la estancia de Durón como organista de la Real Capilla, y seguro que participó en su interpretación. Así, Louise K. Stein nos informa que "Celos aun del aire matan" se interpretó el 12 de febrero de 1697 (quizá el mismo año que "Selva encantada de amor") y "La púrpura de la rosa" el 28 de octubre de 1694. Muchos giros musicales suenan sin duda a Hidalgo, y el hecho de que sea a voces y solo continuo, también acerca esta obra al modelo de Hidalgo.

Sin embargo, para decirlo burdamente, la obra de Durón contiene "más música" que la de Hidalgo. Durón es mucho más melódico, armónicamente atrevido, evita normalmente poner música a más de 3 o 4 coplas y, sobre todo, busca el contraste entre las diversas secciones, por lo que nunca se percibe monotonía. La obra está, musicalmente, muy bien construida, abundando en la primera mitad de cada jornada las tonadas líricas a solo y en la segunda mitad de cada jornada, con la llegada de los dioses Cupido y Palas, abundan los parlamentos estróficos.

A mi modo de ver se trata de una obra maestra. Con todo, esto no quiere decir que funcionase hoy en día en un escenario. En primer lugar, esta obra, como otras de esta época, requiere actrices más que cantantes, gente que diga muy bien el verso y con muchísima soltura (sin ceñirse estrictamente a la duración de las notas), y no cantantes que adornen la melodía como único recurso para evitar la monotonía de las coplas. Sin embargo, y aunque se consiguiera que los intérpretes trabajasen muy bien el texto, de un modo flexible, esto serviría, a mi ver, de muy poco, ya que se trata de un texto dificilísimo de entender. No es que se trate de un texto malo, más bien al contrario. Pero abundan las metáforas arriesgadísimas, el ingenio sin concesión. Se trata de un texto dirigido a una audiencia que no es la actual. En la zarzuela no prima la acción, que podría ser entendida por el público de hoy en día, sino los juegos de palabras y de conceptos, que posiblemente no fueran entendidos. En cambio, la obra sí podría resultar en una grabación (sea en CD o, mejor, en DVD), con notas explicativas y aclaratorias. Con ellas la gente interesada podría disfrutar plenamente de la obra.

En youtube pusimos una escena de la obra, la escena de la tormenta, en la que los dioses Cupido y Palas envían una tormenta a los habitantes de Chipre en venganza por haberse quejado a Júpiter de Cupido. En esta escena puede apreciarse la variedad que infunde Durón a la música, a pesar de seguir los modelos dramático-musicales de Hidalgo.


lunes, 11 de octubre de 2010

Sebastián Durón, Coronis, un año después de su publicación

Acaban de subir este vídeo que grabé para la Cátedra de Filosofía de la Música de la Fundación Gustavo Bueno:


Lo que me ha sugerido algunas precisiones, un año después de la publicación de Coronis.

A pesar de ser un hallazgo importantísimo, la respuesta entre los musicólogos y entre los músicos no ha sido muy positiva. Podíamos calificarla de "indiferencia". Muy poco ha sido el interés. Esto posiblemente pueda achacarse a que ha sido un hallazgo fuera del sistema académico. Y también a que sea una obra de Sebastián Durón que, a pesar de ser conocido en ciertos círculos, no es un músico muy reconocido y del que, en el fondo, no se sabe mucho de su obra. Con todo, se trata de una obra de gran importancia, una obra maestra que estoy seguro que acabará encontrando su hueco, dada su originalidad y fuerza. No se trata de una obra más, sino de un espectáculo distinto que, en manos de músicos hábiles, sorprenderá a más de uno.

En la edición llamábamos a la obra "Ópera", si bien señalábamos que los elementos musicales que empleaba eran similares a los empleados en las zarzuelas de la época (cuatros, tonadas, recitados, arias, etc.) Ahora preferimos la denominación "zarzuela totalmente cantada". Si llamamos hace un año "ópera" a Coronis es porque creíamos que la zarzuela es un género mixto, parcialmente cantado y parcialmente declamado, un lugar intermedio entre el teatro totalmente declamado y la ópera totalmente cantada. Al ser una obra totalmente cantada, Coronis es una ópera. Sin embargo, la definición de zarzuela como "género mixto" es una definición histórica, que surge tras un curso concreto de acontecimientos, no se trata de una definición "eterna", aunque parezca lógica, por lo que aplicar esta definición al pasado es un caso claro de anacronismo, que confunde más que aclara. Según el sistema de los géneros dramático-musicales de la época, una zarzuela era un drama mitológico en el que al menos ciertos personajes hablaban cantando (dioses o pastores que habitaban en el tiempo en que el habla era musical), en dos actos y de temática pastoril-amorosa. Coronis encaja en esta definición y es una zarzuela en pleno sentido.

Por otro lado, observo que en el vídeo doy un especial énfasis a los recitados. Y es que en Coronis los recitados cobran especial importancia. En las zarzuelas de la época de Durón - aunque sean totalmente cantadas - la acción y los diálogos podían ser puestos musicalmente en formas estróficas o en recitado libre. Este último, el recitado, se prefería para los dioses, aunque también se hallan casos de recitado cantado por otros personajes. En Coronis, sin embargo, los diálogos y parlamentos son siempre en recitado, lo que muestra que el anónimo libretista conscientemente quiso acercar Coronis a la ópera seria italiana de la época. Coronis, y otras zarzuelas totalmente cantadas de principios del XVIII, pueden ser vistas como un deseo de la nobleza española de poseen un teatro totalmente cantado, dentro de una tradición (no muy antigua), si bien pronto fue abandonado tal empeño por la ópera seria italiana, concretamente tras el estreno de "Decio y Eraclea" en 1708. Sería en los teatros públicos donde florecería la zarzuela, pero en su forma parcialmente cantada, debido a que las actrices-cantantes disponibles en una compañía teatral no solían ser más que cuatro. Las zarzuelas totalmente cantadas no podían ser otra cosa que espectáculo cortesano, representadas gracias a la concurrencia de las dos compañías madrileñas. Cuando la corte y la nobleza prefirió la ópera seria, se dejó de escribir zarzuelas totalmente cantadas, y las compañías teatrales públicas interpretaron zarzuelas parcialmente cantadas. De ahí que actualmente la zarzuela se defina como un "género mixto"

miércoles, 10 de febrero de 2010

Treinta sonatas para clavicordio de Sebastián Albero (1722-1756)

Acabamos de publicar las Treinta sonatas para clavicordio de Sebastián Albero (1722-1756). Sebastián Albero es una figura sobradamente conocida. Estas sonatas se han grabado ya varias veces en CD. Sin embargo, la edición disponible hasta ahora (Genoneva Gálvez, 1978) era inservible. Está plagada de numerosas erratas, de bastantes lecturas erróneas y, lo que más me sorprendió, de "sobre-correcciones". Cometer sobre-correcciones es un peligro constante de los editores y transcriptores. Muchas veces se piensa que el original está mal y se corrige en consecuencia, cuando en realidad lo que estamos haciendo es proyectar concepciones erróneas (de armonía, de melodía, de estética) a las obras originales. Esto es algo inevitable, ya que no hay reglas fijas a la hora de decidir qué está bien y qué está mal, aunque la experiencia nos enseña a ser cautos. Y sólo la experiencia también nos enseña en qué casos el original está bien o necesita ser corregido. 

En general, he sido bastante conservador en esta edición de Sebastián Albero. Muchas lecturas que estaban "corregidas" en la edición disponible me parecía que estaban mejor en el manuscrito original. Veamos un ejemplo: los compases 53 y siguientes en la Sonata 24. En el original y en mi edición está escrito:

En la edición de Genoneva Gálvez se añadieron unos sol bemol y unos do bemol, como se puede apreciar:

Ahora bien, se trata de unos añadidos innecesarios. La música suena bien tal como está en el original. Y, además, si pusiéramos los sol y los do bemol, habría un contraste muy brusco con el pasaje que viene después (compases 59 y ss).

Y los intérpretes, por supuesto, han tocado esta sonata con la sobre-corrección indicada. Escúchese la versión de Anito Horvath (que toca las sonatas de Albero sin las repeticiones), en el minuto 1:22 y siguientes.