En primer lugar, con la edición de "Selva encantada de amor" nos decidimos a llamar a estas obras "zarzuelas totalmente cantadas" y no óperas, ya que en la portada del manuscrito se habla explícitamente de "Zarzuela" y no de ópera. Y es que, en el sistema de los géneros del teatro musical de la época, aún no existía la categoría "ópera", además de que "Selva encantada de amor" encaja plenamente dentro del género dramático de la zarzuela (dos jornadas o actos, pocos personajes, ambientación bucólica y pastoril, tema amoroso más o menos ligero y, sobre todo, con intervención de personajes mitológicos).
A diferencia de lo que sugiere la definición de la zarzuela como género mixto o híbrido entre el teatro declamado y la ópera cantada, los géneros teatrales de la época no se distinguían por la cantidad de música. La obras "históricas o de presente", en las que no intervienen personajes mitológicos, podrían contener gran cantidad de canciones, y las zarzuelas podrían no tener apenas música. O bien las comedias mitológicas podrían ser totalmente cantadas (como "Celos aun del aire matan" de Juan Hidalgo), y las zarzuelas también podrían ser totalmente cantadas, como "Selva encantada de amor" o "Coronis".
"Selva encantada de amor" es la obra de Durón que más de cerca sigue el modelo de Juan Hidalgo, tal y como lo plasmó en "Celos aun del aire matan" o en "La púrpura de la rosa". De hecho, ambas obras se interpretaron en palacio durante la estancia de Durón como organista de la Real Capilla, y seguro que participó en su interpretación. Así, Louise K. Stein nos informa que "Celos aun del aire matan" se interpretó el 12 de febrero de 1697 (quizá el mismo año que "Selva encantada de amor") y "La púrpura de la rosa" el 28 de octubre de 1694. Muchos giros musicales suenan sin duda a Hidalgo, y el hecho de que sea a voces y solo continuo, también acerca esta obra al modelo de Hidalgo.
Sin embargo, para decirlo burdamente, la obra de Durón contiene "más música" que la de Hidalgo. Durón es mucho más melódico, armónicamente atrevido, evita normalmente poner música a más de 3 o 4 coplas y, sobre todo, busca el contraste entre las diversas secciones, por lo que nunca se percibe monotonía. La obra está, musicalmente, muy bien construida, abundando en la primera mitad de cada jornada las tonadas líricas a solo y en la segunda mitad de cada jornada, con la llegada de los dioses Cupido y Palas, abundan los parlamentos estróficos.
A mi modo de ver se trata de una obra maestra. Con todo, esto no quiere decir que funcionase hoy en día en un escenario. En primer lugar, esta obra, como otras de esta época, requiere actrices más que cantantes, gente que diga muy bien el verso y con muchísima soltura (sin ceñirse estrictamente a la duración de las notas), y no cantantes que adornen la melodía como único recurso para evitar la monotonía de las coplas. Sin embargo, y aunque se consiguiera que los intérpretes trabajasen muy bien el texto, de un modo flexible, esto serviría, a mi ver, de muy poco, ya que se trata de un texto dificilísimo de entender. No es que se trate de un texto malo, más bien al contrario. Pero abundan las metáforas arriesgadísimas, el ingenio sin concesión. Se trata de un texto dirigido a una audiencia que no es la actual. En la zarzuela no prima la acción, que podría ser entendida por el público de hoy en día, sino los juegos de palabras y de conceptos, que posiblemente no fueran entendidos. En cambio, la obra sí podría resultar en una grabación (sea en CD o, mejor, en DVD), con notas explicativas y aclaratorias. Con ellas la gente interesada podría disfrutar plenamente de la obra.
En youtube pusimos una escena de la obra, la escena de la tormenta, en la que los dioses Cupido y Palas envían una tormenta a los habitantes de Chipre en venganza por haberse quejado a Júpiter de Cupido. En esta escena puede apreciarse la variedad que infunde Durón a la música, a pesar de seguir los modelos dramático-musicales de Hidalgo.